09/04/2014 10:07:00
Lo dijo tras conocer el caso de un joven acusado de robarle la cartera a una mujer en Rosario y que murió después de tres días.
Consternado se mostró el Papa Francisco tras conocer la muerte de un rosarino de 18 años, que fue linchado por vecinos que lo acusaron de robarle la cartera a una mujer. La brutal golpiza ocurrió el 22 de marzo y David Moreira falleció tres días después. Los hermanos Carlos y Rodolfo Luna, dos argentinos exiliados en Suecia y ahora militantes de la paz, le escribieron una carta al Pontífice contándole la noticia. El religioso les contestó expresando su rechazo a la violencia y a tomarse la justicia por las propias manos. "Me dolió la escena. Fuenteovejuna, me dije. Sentía las patadas en el alma. No era un marciano, era un muchacho de nuestro pueblo; es verdad un delincuente. Y me acordé de Jesús; que diría si estuviera de árbitro allí?: el que esté sin pecado que dé la primera patada", dijo. "Me dolía todo, me dolía el cuerpo del pibe, me dolía el corazón de los que pateaban. Pensé que a ese chico lo hicimos nosotros, creció entre nosotros, se educó entre nosotros. Qué cosa falló? Lo peor que nos puede pasar es olvidarnos de la escena. Y que el Señor no de la gracia de poder llorar... , llorar por el muchacho delincuente, llorar también por nosotros", señalaba el texto.
Lo dijo tras conocer el caso de un joven acusado de robarle la cartera a una mujer en Rosario y que murió después de tres días.
Consternado se mostró el Papa Francisco tras conocer la muerte de un rosarino de 18 años, que fue linchado por vecinos que lo acusaron de robarle la cartera a una mujer. La brutal golpiza ocurrió el 22 de marzo y David Moreira falleció tres días después. Los hermanos Carlos y Rodolfo Luna, dos argentinos exiliados en Suecia y ahora militantes de la paz, le escribieron una carta al Pontífice contándole la noticia. El religioso les contestó expresando su rechazo a la violencia y a tomarse la justicia por las propias manos. "Me dolió la escena. Fuenteovejuna, me dije. Sentía las patadas en el alma. No era un marciano, era un muchacho de nuestro pueblo; es verdad un delincuente. Y me acordé de Jesús; que diría si estuviera de árbitro allí?: el que esté sin pecado que dé la primera patada", dijo. "Me dolía todo, me dolía el cuerpo del pibe, me dolía el corazón de los que pateaban. Pensé que a ese chico lo hicimos nosotros, creció entre nosotros, se educó entre nosotros. Qué cosa falló? Lo peor que nos puede pasar es olvidarnos de la escena. Y que el Señor no de la gracia de poder llorar... , llorar por el muchacho delincuente, llorar también por nosotros", señalaba el texto.