20/12/2012 10:25:00
Marc Rodwell, de 22 años, pesaba más de 200 kilos. Descubrió que tocando la batería del famoso videojuego quemaba unas mil calorías diarias.
Más de 200 kilos pesaba el joven escocés Marc Rodwell a sus 22 años. Su caso era tan grave que los médicos le instaron a adelgazar, si quería llegar vivo a los 24 años. Rodwell se tomó en serio la dieta equilibrada, dejando de lado las pizzas y apostando por el pollo y el pescado. Pero no encontraba voluntad para ir al gimnasio. Así fue que su rutina de ejercicios se convirtió en horas jugando a tocar la batería en el conocido videojuego Rock Band. Cada día jugaba dos horas, una rutina que, según admitió el propio Rodwell, resulta mucho más agotadora de lo que pueda parecer. Ya ha perdido la mitad de lo que pesaba. La idea de jugar para adelgazar no la descubrió accidentalmente, sino que se inspiró en un estadounidense que vivió una historia muy similar a la suya. Tocando la batería ejercita los brazos para tocar los platos y las piernas para los pedales, y calculó que quemaba unas 1.000 calorías diarias. Pronto se vio capaz de inscribirse también en el gimnasio.
Marc Rodwell, de 22 años, pesaba más de 200 kilos. Descubrió que tocando la batería del famoso videojuego quemaba unas mil calorías diarias.
Más de 200 kilos pesaba el joven escocés Marc Rodwell a sus 22 años. Su caso era tan grave que los médicos le instaron a adelgazar, si quería llegar vivo a los 24 años. Rodwell se tomó en serio la dieta equilibrada, dejando de lado las pizzas y apostando por el pollo y el pescado. Pero no encontraba voluntad para ir al gimnasio. Así fue que su rutina de ejercicios se convirtió en horas jugando a tocar la batería en el conocido videojuego Rock Band. Cada día jugaba dos horas, una rutina que, según admitió el propio Rodwell, resulta mucho más agotadora de lo que pueda parecer. Ya ha perdido la mitad de lo que pesaba. La idea de jugar para adelgazar no la descubrió accidentalmente, sino que se inspiró en un estadounidense que vivió una historia muy similar a la suya. Tocando la batería ejercita los brazos para tocar los platos y las piernas para los pedales, y calculó que quemaba unas 1.000 calorías diarias. Pronto se vio capaz de inscribirse también en el gimnasio.