14/12/2012 16:40:00
Tomas Paczkowski quería demostrarle a su esposa que no es un inútil y se dedicó a hacer labores domésticas. Para acompañarse encendió el televisor y abrió una lata de cerveza, pero se distrajo.
Tomas Paczkowski, un polaco de 32 años, quiso darle una sorpresa a su esposa Lila para demostrarle que no era un inútil para las tareas del hogar. Así que decidió planchar mientras ella se encontraba en el trabajo. También quiso romper el mito de que los hombres no son capaces de hacer dos cosas al mismo tiempo, de modo que encendió el televisor para ver un combate de boxeo, se abrió una lata de cerveza y se dispuso a planchar. Tan absorto se encontraba mirando la televisión que sonó el teléfono y agarró la plancha por error, se la colocó en la oreja y quiso morir del dolor que sintió. Rápidamente se mojó la zona dañada, pero se le puso el ojo negro. Parecía que había sido él quien había disputado el combate de boxeo. Los médicos le dijeron que se recuperaría, pero con la excusa decidió abandonar para siempre las labores del hogar.
Tomas Paczkowski quería demostrarle a su esposa que no es un inútil y se dedicó a hacer labores domésticas. Para acompañarse encendió el televisor y abrió una lata de cerveza, pero se distrajo.
Tomas Paczkowski, un polaco de 32 años, quiso darle una sorpresa a su esposa Lila para demostrarle que no era un inútil para las tareas del hogar. Así que decidió planchar mientras ella se encontraba en el trabajo. También quiso romper el mito de que los hombres no son capaces de hacer dos cosas al mismo tiempo, de modo que encendió el televisor para ver un combate de boxeo, se abrió una lata de cerveza y se dispuso a planchar. Tan absorto se encontraba mirando la televisión que sonó el teléfono y agarró la plancha por error, se la colocó en la oreja y quiso morir del dolor que sintió. Rápidamente se mojó la zona dañada, pero se le puso el ojo negro. Parecía que había sido él quien había disputado el combate de boxeo. Los médicos le dijeron que se recuperaría, pero con la excusa decidió abandonar para siempre las labores del hogar.