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Crónica de un retorno: la primera mujer que tocó a Bachelet en Chile, la doble "oficial" y toda la emoción del Aeropuerto

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27/03/2013 11:30:00
Fue un grupo, mayoritario en mujeres, el que madrugó para tomarse las afueras de la zona de protocolo del Arturo Merino Benítez. Entre el frío matinal, el cotillón y las banderas chilenas, múltiples personajes expresaron su simpatía con la ex Presidenta, que pisó el país para lo que sería su segunda carrera a La Moneda. Esta es la historia de los que esperaron.


Foto Nota
A las 07:30 horas, cuando apenas el sol se instalaba en Santiago, una silueta vestida con un traje de dos piezas rojo, cabellera rubia y lentes, se robó todas las miradas. Expectantes, algunos periodistas corrieron a captar la exclusiva: Michelle Bachelet en Chile. Sin embargo, la calma y las risas se desataron al comprobar que se trataba de una madrugadora performance de la imitadora Natalia Cuevas. "Es un homenaje a la mujer chilena. Llevo tres años trabajando por las mujeres del mundo", dijo la artista segura en su personaje. Así, entre nervios y extrañeza, comenzó la mañana política más esperada en años, en el aeropuerto internacional de Pudahuel. Conforme pasaban los minutos, se iban acomodando detrás de las vallas papales decenas de mujeres de edad, algunas abuelitas, friolentas y arrugadas. Ya confiadas y fieles al sueño que se les estaba a punto de cumplir, comenzaron a improvisar cánticos, al estilo barra de fútbol. "Bachelet, Bachelet, Presidenta otra vez", entonaron repetidamente mientras eran captadas por decenas de cámaras y luces. Estas mujeres chilenas, permanentemente emocionadas, no dudaban en su sentecia: la ex Presidenta llegaba a Chile ya como Mandataria electa. De esta forma fueron aflorando los discursos, repetidos ante tanta pregunta de notero de matinal. Orgullo femenino, identificación popular y frenesí. Ante esos tres conceptos se congregaron casi cien personas, en su mayoría señoras, en la zona de protocolo del Aeropuerto de Pudahuel, que de protocolo no tuvo nada. Marcela Aguilera, trabajadora de Cerro Navia, vestida de negro y sonriente, expresó: "Ella tuvo mucha labor social, le dio posibilidades a la gente más pobre, a través de beneficios para viviendas sociales, también en becas en educación. Piñera terminó con todo eso. Si pudiera pedirle tres cosas para su próximo gobierno, serían más justicia para los mapuches, que siguiera con sus programas sociales y que llame a una asamblea constituyente para cambiar la constitución". Encabezando a las señoras detrás del lienzo "Pudahuel está con Bachelet", Mónica Sánchez, concejala PS por Pudahuel, avisó que "queremos alentarla para que sea nuestra candidata mujer. La queremos porque ella es acogedora, entiende los problemas de la gente, integra e incluye. Ahora queremos que se la juegue por la igualdad social y económica. Queremos que siga siendo nuestra". Ese sentido de propiedad se lo tomó muy en serio Addie Keith, fémina que se proclamó doble oficial de la primera mujer ministra de Defensa de Latinoamérica: "Pasé de largo porque tenía que estar aquí y Bachelet tiene que salir de nuevo. Hizo muchos proyectos buenos. Yo soy la doble oficial de Bachelet, en la calle me dicen que me parezco mucho a ella". Ya más seria, Keith contó las razones de su amor: "Ella me puso cerámica, me arregló el baño y el lavaplatos. Sus programas sociales me arreglaron el departamento completo". Todo esto pasaba mientras las empoderadas que promediaban los 55 años, vestidas casi uniformadamente con abrigos de polar y faldas de traje; le gritaban incesantemente "rico" a un oficial de Carabineros que trataba de controlar el éxtasis de la prensa. De fondo, algunos transfer tocaban la bocina como señal de apoyo al anunciado retorno. Entre tanto folklore, la hora pasó volando hasta que llegaron las nueve de la mañana. La gente que pudo se acomodó para ver a su ídola pisando suelo nacional, en los monitores de los móviles de televisión. Luego de escuchado el "hay muchas cosas por hacer para que nuestro país mejore y yo quiero contribuir a eso", y como si se tratara de una figura de culto, Bachelet salió desde la puerta de la zona VIP del recinto, generando que las mujeres, descontroladas en su emoción, corrieran hasta la reja más próxima. Detrás, periodistas, carabineros y concejales trataban de llegar al encuentro. Saliéndose de toda formalidad, Bachelet se acercó, saludó, dio las gracias, y emocionada pareció descansar en los apluasos. Luisa Mariqueo, dirigenta social de Pudahuel, no sabía a quien contar su hazaña, hasta que encontró oídos; "¡Me saludó, me tocó la mano la Michelle. Fui la primera a la que tocó, estoy emocionada!. Yo soy dirigenta social gracias a la enseñanza que me dejó Bachelet. Ella es una mujer del pueblo, es una luchadora sufrida igual que nosotros. Es humilde y conoce los problemas del pueblo. Yo le dije 'usted va a ser Presidenta', porque trabajó mucho por la vivienda, haciendo casas, por la madre soltera. Y Piñera terminó con todo eso". Después, Michelle Bachelet se subió a una camioneta Mitsubishi negra, conteniendo el llanto y haciendo su típico gesto de agradecimiento tantas veces imitado. Unos 20 carabineros intentaron armar un fracasado cordón de seguridad. Las mujeres pudieron más, elevando sus manos y aceptando el fin del momento. La camioneta aceleró. Atrás, un auto-escolta hizo lo mismo, con un hombre de negro saltando a su interior con el vehículo en marcha. Aún más atrás, sobre las vallas papales ya inservibles, las adherentes corrieron hasta los buses que las habían llevado, dando apuradas las últimas declaraciones para no quedarse abajo. "Estoy contigo Michelle", fue lo último que alcanzó a gritar Luisa Mariquieo. Bachelet está en Chile y todo indica que será candidata.

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