09/03/2013 14:00:00
El portavoz del Vaticano, reverendo Federico Lombardi, rio al minimizar las preocupaciones y afirmó que cierta dosis de "suspenso" forma parte de la belleza del proceso.
Los bomberos instalaron el sábado la parte superior de la chimenea de la Capilla Sixtina que anunciará al mundo la elección del nuevo papa, al tiempo que el Vaticano procedió a poner fin definitivo al pontificado de Benedicto XVI. Mientras trabajadores preparaban el interior de la Capilla Sixtina para el comienzo del cónclave el martes, las autoridades vaticanas en otra parte del Palacio Apostólico destruían el anillo de pescador de Benedicto XVI así como los sellos personales y timbres de éste para la documentación oficial. Este acto, junto con la renuncia pública de Benedicto XVI y su compromiso de obediencia al futuro papa, tienen como propósito marcar la terminación definitiva de su papado para que no haya duda en la Iglesia de que el nuevo pontífice estará a cargo. Todos los acontecimientos apuntan hacia la decisión trascendental que pronto confrontará la Iglesia católica: el comienzo el martes del conclave para elegir al nuevo papa que dirigirá a los 1.200 millones de católicos en el mundo y para buscar una solución a los numerosos problemas que afronta la institución. El Vaticano esbozó el itinerario de la votación y confirmó que sonarán las campanas de la basílica de San Pedro cuando se elija al nuevo papa. Sin embargo, las autoridades de la Santa Sede también reconocieron que hay cierta incertidumbre ante todo este empeño, dadas las dificultades para discernir el color del humo que salga de la chimenea de la Capilla Sixtina: negro si no se ha elegido al papa y blanco si fue elegido. El portavoz del Vaticano, reverendo Federico Lombardi, rio al minimizar las preocupaciones y afirmó que cierta dosis de "suspenso" forma parte de la belleza del proceso. "No vamos a enviar mensajes de texto ni de SMS; tendrán que venir y ver", dijo otro portavoz, el reverendo Thomas Rosica.
El portavoz del Vaticano, reverendo Federico Lombardi, rio al minimizar las preocupaciones y afirmó que cierta dosis de "suspenso" forma parte de la belleza del proceso.
Los bomberos instalaron el sábado la parte superior de la chimenea de la Capilla Sixtina que anunciará al mundo la elección del nuevo papa, al tiempo que el Vaticano procedió a poner fin definitivo al pontificado de Benedicto XVI. Mientras trabajadores preparaban el interior de la Capilla Sixtina para el comienzo del cónclave el martes, las autoridades vaticanas en otra parte del Palacio Apostólico destruían el anillo de pescador de Benedicto XVI así como los sellos personales y timbres de éste para la documentación oficial. Este acto, junto con la renuncia pública de Benedicto XVI y su compromiso de obediencia al futuro papa, tienen como propósito marcar la terminación definitiva de su papado para que no haya duda en la Iglesia de que el nuevo pontífice estará a cargo. Todos los acontecimientos apuntan hacia la decisión trascendental que pronto confrontará la Iglesia católica: el comienzo el martes del conclave para elegir al nuevo papa que dirigirá a los 1.200 millones de católicos en el mundo y para buscar una solución a los numerosos problemas que afronta la institución. El Vaticano esbozó el itinerario de la votación y confirmó que sonarán las campanas de la basílica de San Pedro cuando se elija al nuevo papa. Sin embargo, las autoridades de la Santa Sede también reconocieron que hay cierta incertidumbre ante todo este empeño, dadas las dificultades para discernir el color del humo que salga de la chimenea de la Capilla Sixtina: negro si no se ha elegido al papa y blanco si fue elegido. El portavoz del Vaticano, reverendo Federico Lombardi, rio al minimizar las preocupaciones y afirmó que cierta dosis de "suspenso" forma parte de la belleza del proceso. "No vamos a enviar mensajes de texto ni de SMS; tendrán que venir y ver", dijo otro portavoz, el reverendo Thomas Rosica.