04/02/2013 19:49:00
El dueño de una tienda de autos en Braselton (EEUU) que fue acusado por estafar a sus clientes, enviándose a una cuenta privada el dinero que recibía.
Richard Wilder es un empresario dueño de una tienda de autos en Braselton (EEUU) que fue acusado por estafar a sus clientes, enviándose a una cuenta privada el dinero que recibía. Un caso así era digno de ser estudiado por un reportero de investigación, así lo pensó el canal de televisión CBS y envió al periodista Jeff Chirico a cubrirlo. Las preguntas de Chirico pusieron de muy mal humor a Wilder, y éste le agarró del cuello de la camisa en una posición amenazante, mientras el periodista conservaba la postura y la calma frente a ese enfurecido hombre que le duplicaba en tamaño. Parecía que el reportero se había librado de llevarse un buen golpe, hasta que decidió seguir a Wilder hasta su tienda y entrar detrás de él, cuando de repente se llevó un puñetazo en la cara que le dejó sentado en el suelo. Chirico trató de razonar con él, hasta que Wilder le amenazó con volver a golpearle. Así que dieron por finalizada la entrevista.
El dueño de una tienda de autos en Braselton (EEUU) que fue acusado por estafar a sus clientes, enviándose a una cuenta privada el dinero que recibía.
Richard Wilder es un empresario dueño de una tienda de autos en Braselton (EEUU) que fue acusado por estafar a sus clientes, enviándose a una cuenta privada el dinero que recibía. Un caso así era digno de ser estudiado por un reportero de investigación, así lo pensó el canal de televisión CBS y envió al periodista Jeff Chirico a cubrirlo. Las preguntas de Chirico pusieron de muy mal humor a Wilder, y éste le agarró del cuello de la camisa en una posición amenazante, mientras el periodista conservaba la postura y la calma frente a ese enfurecido hombre que le duplicaba en tamaño. Parecía que el reportero se había librado de llevarse un buen golpe, hasta que decidió seguir a Wilder hasta su tienda y entrar detrás de él, cuando de repente se llevó un puñetazo en la cara que le dejó sentado en el suelo. Chirico trató de razonar con él, hasta que Wilder le amenazó con volver a golpearle. Así que dieron por finalizada la entrevista.