25/01/2013 8:48:00
El animal, que tenía un anzuelo clavado dentro de su boca, recurrió a una embarcación para que lo liberaran. Keller Laros, que era guía turístico, pudo rescatarlo sin producirle daño.
Keller Laros es un submarinista hawaiano conocido como Mantaman por ser experto en mantas raya que se encontraba. Estaba filmando a su animal favorito en la isla hawaiana de Kona, mientras guiaba a un grupo de turistas por las profundidades del mar, hasta que de repente escucharon el sonido extrañamente quejumbroso de un delfín que se acercaba hacia ellos. El delfín se aproximó a Keller,y éste se dio cuenta de que el animal se sentía desdichado y atrapado, porque se había quedado enganchado en sus aletas un largo hilo de pescar y el anzuelo del extremo se le había clavado dentro de su boca. Rápidamente el experto submarinista se dio cuenta de que el delfín le estaba pidiendo ayuda para liberarse. El animal tuvo una suerte inmensa de dar justamente con un hombre que sabía muy bien cómo ayudarle sin producirle daños. Con mucho cuidado extrajo el gancho que le producía el dolor y recortó el hilo que le impedía moverse con total libertad. Los turistas quedaron impresionados con la actuación de su guía, pero también de la forma en que el delfín se dejó hacer, depositando toda su confianza en Keller.
El animal, que tenía un anzuelo clavado dentro de su boca, recurrió a una embarcación para que lo liberaran. Keller Laros, que era guía turístico, pudo rescatarlo sin producirle daño.
Keller Laros es un submarinista hawaiano conocido como Mantaman por ser experto en mantas raya que se encontraba. Estaba filmando a su animal favorito en la isla hawaiana de Kona, mientras guiaba a un grupo de turistas por las profundidades del mar, hasta que de repente escucharon el sonido extrañamente quejumbroso de un delfín que se acercaba hacia ellos. El delfín se aproximó a Keller,y éste se dio cuenta de que el animal se sentía desdichado y atrapado, porque se había quedado enganchado en sus aletas un largo hilo de pescar y el anzuelo del extremo se le había clavado dentro de su boca. Rápidamente el experto submarinista se dio cuenta de que el delfín le estaba pidiendo ayuda para liberarse. El animal tuvo una suerte inmensa de dar justamente con un hombre que sabía muy bien cómo ayudarle sin producirle daños. Con mucho cuidado extrajo el gancho que le producía el dolor y recortó el hilo que le impedía moverse con total libertad. Los turistas quedaron impresionados con la actuación de su guía, pero también de la forma en que el delfín se dejó hacer, depositando toda su confianza en Keller.