23/01/2013 9:05:00
Monseñor Kevin Wallin, de 61 años era miembro de la diócesis Católico Romana de Bridgeport, en Conneticut. Vendió metanfetaminas, una droga conocida popularmente como cristal, a un agente de policía encubierto.
El caso no podría ser más surrealista. Monseñor Kevin Wallin, de 61 años, parecía un sacerdote normal, miembro de la diócesis Católico Romana de Bridgeport, en Conneticut (Estados Unidos), pero de normal no tenía nada. Wallin fue arrestado por la policía luego de vender metanfetaminas, una droga conocida popularmente como cristal, a un agente de policía encubierto. El delito en sí ya le iba a suponer diez años de cárcel por distribución de sustancias ilegales, pero durante la investigación la policía descubrió otras excentricidades muy poco propias de un sacerdote. Wallin no solo había adquirido una tienda de pornografía llamada Land of Oz, sino que además descubrieron que se dedicaba a practicar sexo en la rectoría de la catedral, disfrazado de mujer. Para colmo, en mayo de 2012 la Diócesis le dio de baja como castigo por el año sabático que se tomó sin avisar, pero aun así ni abandonó su puesto, ni dejó de percibir el sueldo.
Monseñor Kevin Wallin, de 61 años era miembro de la diócesis Católico Romana de Bridgeport, en Conneticut. Vendió metanfetaminas, una droga conocida popularmente como cristal, a un agente de policía encubierto.
El caso no podría ser más surrealista. Monseñor Kevin Wallin, de 61 años, parecía un sacerdote normal, miembro de la diócesis Católico Romana de Bridgeport, en Conneticut (Estados Unidos), pero de normal no tenía nada. Wallin fue arrestado por la policía luego de vender metanfetaminas, una droga conocida popularmente como cristal, a un agente de policía encubierto. El delito en sí ya le iba a suponer diez años de cárcel por distribución de sustancias ilegales, pero durante la investigación la policía descubrió otras excentricidades muy poco propias de un sacerdote. Wallin no solo había adquirido una tienda de pornografía llamada Land of Oz, sino que además descubrieron que se dedicaba a practicar sexo en la rectoría de la catedral, disfrazado de mujer. Para colmo, en mayo de 2012 la Diócesis le dio de baja como castigo por el año sabático que se tomó sin avisar, pero aun así ni abandonó su puesto, ni dejó de percibir el sueldo.