15/01/2013 9:45:00
Sabine Moreau de 67 años tenía que recorrer una distancia cercana a los 70 kilómetros. Sin embargo, como no sabía que tenía que seguir derecho por la misma ruta optó por ver el recorrido que le sugería el GPS.
Sabine Moreau, una mujer belga de 67 años, pretendía viajar desde Sorle-sur-Sambre, en Erquelinnes (Bélgica) hasta Bruselas, una distancia de poco más de 70 kilómetros que incluso se puede recorrer sin dejar la misma autopista. Al parecer ella no lo sabía, así que optó por seguir las indicaciones de su GPS. En Bruselas, Moreau debía recoger a la novia de su hijo, pero cuando ya pasaron 12 horas desde que salió de casa, todavía no había llegado a su destino. Fue en ese momento cuando Moreau se dio cuenta de que ya no estaba en Bélgica, sino en la capital de Croacia, Zagreb. Según declaró al diario Nieuwsblad, vio señales de tráfico en francés y en alemán, y pasó por Colonia y Frankfurt, pero en lugar de extrañarse, pisó el acelerador y continuó su viaje. Terminó a más de 1200 kilómetros de su destino. Por fortuna, el incidente tan solo lo notó en el bolsillo por el gasto de combustible. Al menos tuvo más suerte que el senegalés que falleció en España al caer en un pantano por seguir el GPS.
Sabine Moreau de 67 años tenía que recorrer una distancia cercana a los 70 kilómetros. Sin embargo, como no sabía que tenía que seguir derecho por la misma ruta optó por ver el recorrido que le sugería el GPS.
Sabine Moreau, una mujer belga de 67 años, pretendía viajar desde Sorle-sur-Sambre, en Erquelinnes (Bélgica) hasta Bruselas, una distancia de poco más de 70 kilómetros que incluso se puede recorrer sin dejar la misma autopista. Al parecer ella no lo sabía, así que optó por seguir las indicaciones de su GPS. En Bruselas, Moreau debía recoger a la novia de su hijo, pero cuando ya pasaron 12 horas desde que salió de casa, todavía no había llegado a su destino. Fue en ese momento cuando Moreau se dio cuenta de que ya no estaba en Bélgica, sino en la capital de Croacia, Zagreb. Según declaró al diario Nieuwsblad, vio señales de tráfico en francés y en alemán, y pasó por Colonia y Frankfurt, pero en lugar de extrañarse, pisó el acelerador y continuó su viaje. Terminó a más de 1200 kilómetros de su destino. Por fortuna, el incidente tan solo lo notó en el bolsillo por el gasto de combustible. Al menos tuvo más suerte que el senegalés que falleció en España al caer en un pantano por seguir el GPS.