28/04/2014 9:49:00
Borren al querido postre de su rutina por unos días: las imágenes de esta estadounidense comiendo cual demonio de tazmania les harán entrar en una forzada dieta.
La competidora gastronómica Molly Schuyler rompió el récord Guinness en la marca “más pudín comido en un período de tres minutos” (así de específico, cualquiera tiene un Guinness). La marca anterior llegaba apenas a los cuatro kilos y medio y la estadounidense llegó, cómoda y asquerosamente, a los cinco kilos y medio de pudín tragados en 180 segundos. Período donde ningún ser humano puede hacer menos que abrir el pudín. El asqueroso evento fue parte de Dish Nation, un show televisivo que se dedica a este tipo de proezas, y la técnica de Schuyler es completamente apabullante. Aunque, como ya dijimos, quitará al pudín de su dieta por siempre. Schuyler llena su cucharota de pudín una y otra vez, y lo impactante es que no parece siquiera tragar: deposita pudín en su boca y vuelve a hacerlo. Y nunca la vemos tragar. Nunca. Y la única vez que se frena es para eructar (el conductor define ese gesto como: “el aire tiene que ir a algún lado”). Despídanse del pudín para siempre, gentileza de Schuyler.
Borren al querido postre de su rutina por unos días: las imágenes de esta estadounidense comiendo cual demonio de tazmania les harán entrar en una forzada dieta.
La competidora gastronómica Molly Schuyler rompió el récord Guinness en la marca “más pudín comido en un período de tres minutos” (así de específico, cualquiera tiene un Guinness). La marca anterior llegaba apenas a los cuatro kilos y medio y la estadounidense llegó, cómoda y asquerosamente, a los cinco kilos y medio de pudín tragados en 180 segundos. Período donde ningún ser humano puede hacer menos que abrir el pudín. El asqueroso evento fue parte de Dish Nation, un show televisivo que se dedica a este tipo de proezas, y la técnica de Schuyler es completamente apabullante. Aunque, como ya dijimos, quitará al pudín de su dieta por siempre. Schuyler llena su cucharota de pudín una y otra vez, y lo impactante es que no parece siquiera tragar: deposita pudín en su boca y vuelve a hacerlo. Y nunca la vemos tragar. Nunca. Y la única vez que se frena es para eructar (el conductor define ese gesto como: “el aire tiene que ir a algún lado”). Despídanse del pudín para siempre, gentileza de Schuyler.