22/03/2014 12:49:17
Tres expertos expusieron las claves que permitieron que sus proyectos brillaran y sirvieran a la sociedad.
El número de derechos de protección de inventos solicitadas en España a la Oficina Europea de Patentes significan el 1,4% de la producción europea, lejos del 7,5% de Italia, el 15% de Francia o el 44% de Alemania.
Para intentar aportar soluciones a ese problema, para traducir las ideas en innovaciones reales,
Materia celebró el viernes en Madrid, en colaboración con Philips Ibérica, el encuentro Comparte Innovación.
Allí tres responsables de empresas y administraciones, que han innovado en distintas áreas, explicaron y debatieron con el público cómo convertir una idea en un éxito.
Aprender del fracaso
“No sé si merece la pena aprender innovación de casos de éxito, se aprende más de las historias de fracaso”, afirmó Julio Mayol, director de Innovación del Hospital Clínico San Carlos de Madrid. “Yo soy cirujano y mis fracasos suelen ser bastante duros”, añadió.
Mayol es uno de los 500 españoles más influyentes de España según la clasificación del diario El Mundo. Profesor de Cirugía en la Universidad Complutense de Madrid, Mayol ha puesto en marcha iniciativas como el proyecto Gestión del Conocimiento Biomédico en la Nube, para formar a los profesionales de la salud a través de una plataforma de servicio on line. Hace dos años, lanzó Incubadora de Ideas, un proyecto que pretende dar a conocer ideas de éxito y detectar necesidades innovadoras en la comunidad científica y las grandes empresas.
“Innovación no viene de nuevo, viene de inteligencia. El problema es que la inteligencia escasea”, declaró. “Sin estrategia, la innovación es solo sumar más tecnología al caos”, aconsejó a los emprendedores.
“La gente no es tonta”
Mayol se mostró optimista sobre el éxito de las buenas ideas. “La gente no es tonta, si le das algo que genera valor, te lo financia”, opinó. “Dinero hay, porque el dinero se crea, no se destruye, sólo se transfiere”.
“Parece que en España el hecho de errar es un fracaso y eso hay que desterrarlo. El hecho de probar y errar, al final, es avanzar”, afirmó Jose Antonio Teixeira, director general de Innovación del Ayuntamiento de Santander y responsable de intentar convertir su población en una ciudad inteligente. “El término de ciudad inteligente está manido, pero significa aplicar el sentido común y la tecnología para mejorar la prestación de los servicios públicos de la ciudad con el fin de mejorar la calidad de vida de los ciudadanos”, apuntó.
Para llegar a esa ciudad inteligente, Teixeira cree que es necesaria una hoja de ruta que incluya conocer las debilidades de la ciudad hablando con los ciudadanos, admitirlas y hacerlas públicas. “Hemos sido capaces de involucrar a los ciudadanos de Santander para ayudarnos a mejorar los servicios”, consideró Teixeira. Además, expuso, es vital crear una figura de coordinación, para que el plan de innovación no sea “realmente inútil”, y que exista una decisión política real para ponerlo en marcha
Ciudades al servicio de los ciudadanos
El Ayuntamiento de Santander, con financiación de la Comisión Europea y la ayuda de empresas y universidades, ha instalado 20.000 dispositivos, como cámaras y sensores bajo el asfalto, controlados por un cerebro denominado Cloud City Center. Gracias a esta tecnología desplegada por la ciudad, se puede detectar, por ejemplo, cuándo una plaza de aparcamiento queda libre, y señalar al resto de conductores dónde pueden aparcar.
“Uno de los cardiólogos más importantes del mundo, Eric Topol, dice que dentro de nada los médicos van a recetar más apps que pastillas”, recordó José Luis de la Serna, que dejó el ejercicio de la medicina tras 20 años en la unidad de cuidados intensivos de la Clínica Puerta de Hierro de Madrid para pasarse al periodismo de salud y ahora es subdirector de El Mundo. “Pensé que si el 1% de mis lectores dejaba de fumar haría más que en cuidados intensivos”, recordó.
De la Serna, con la ayuda del creador de Pocoyó, David Cantolla, lanzóp Wake App Health, “una editorial de apps especializada en el ámbito de la salud, volcada en la ideación y diseño de productos innovadores que contribuyan a la mejora de la salud en nuestra sociedad”, en sus propias palabras. De la Serna detalló cómo su empresa ha buscado “esponsorizaciones puntuales” para financiar sus apps. “Es una empresa que no nos ha costado dinero”, ha asegurado.
Constancia hacia el despegue
La última aplicación de su empresa es Contigo, protagonizada por 16 mujeres que han superado un cáncer de mama. La app abarca las distintas fases de la enfermedad, desde el diagnóstico hasta el final del tratamiento, pasando por la sexualidad y los efectos secundarios.
El presidente de Wake App Health ha recomendado constancia a los emprendedores. “Cuando ruedas en un avión camino de despegar, cuando levantas el morro, no queda otra opción: arriba, arriba, arriba”, ha puesto como metáfora.
Sobre los obstáculos a la innovación, el responsable de Innovación en el Ayuntamiento de Santander ha afirmado que la propia ley es el principal problema: “La legislación en España está muy poco adaptada a los procesos de innovación. Va muy por detrás”.
Vencer la resistencia al cambio
“Lo que impulsa la innovación son personas y lo que pone barreras son las personas. Las personas tenemos agendas y muchas tienen agendas ocultas. Eso pone barreras a la innovación”, ha lamentado Mayol.
Para De la Serna, “la resistencia al cambio”, en su caso más por parte de los profesionales de la medicina que por parte de los ciudadanos, es el principal obstáculo.
La directora de comunicación de Philips Iberia, Ángeles Barrios, explicó que el objetivo de los encuentros Comparte Innovación es “facilitar la creación de una comunidad de personas interesadas por la innovación”. A juicio de Barrios, “innovar hoy es más necesario que nunca”.