11/08/2015 13:17:00
Una especialista explica las claves para potenciar el gozo prolongado de los pequeños desde su temprana edad. El comportamiento de los papás durante la infancia de un niño es determinante para inculcar valores y actitudes que luego ellos manifestarán en el futuro.
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Uno de los objetivos más importantes de la maternidad y de la paternidad es que el hijo algún día alcance la felicidad. Por lo mismo, desde la temprana edad se intenta que los niños adquieran un goce por la vida, esperando que en el futuro, el niño pueda desarrollar sus proyectos de vida de la forma más sana y fiel a sí mismo posible.
Muchos padres no saben cómo guiar a sus pequeños por un camino que los haga encontrar su propio goce. El máster en Terapia de Matrimonio y Familia, Denhi Chaney, explica que muchas parejas se han enfrentado a este dilema en cierto punto de sus vidas como padres. “¿Cómo saber si nuestros hijos son felices? ¿Cuál es la diferencia entre la felicidad y el gozo momentáneo? Como padres, a veces, nos concentramos tanto en querer que nuestros hijos sean felices, que nos olvidamos de enseñarles ‘cómo’ pueden llegar a serlo”, explicó al medio
El Colombiano.
Para guiar a los padres en esta disyuntiva, la escritora María Clara Vallejo, autora del libro “La gente feliz es más exitosa”, afirma que es necesario tomar atención a las cualidades y valores que queremos encontrar en un ser humano. Las virtudes que nos gustaría recibir de otras personas son las mismas que debieran inculcarse en los pequeños pero de una forma sutil, sin imposiciones sino, reconocimiento de valores y virtudes.
Las ocho claves para potenciar la felicidad en los niños vienen como una recomendación de Vilma Medina, máster en Necesidades y Derechos de la Infancia y Adolescencia por la Universidad Autónoma de Madrid-UAM y Unicef, donde el objetivo es que los padres puedan aprender que la felicidad de los niños está en el tipo y calidad de valores que se les enseña.
1.
Ser amable: los niños se verán más satisfechos consigo mismos y tendrán más energía si el trato con sus padres es con cariño, ternura y amabilidad. Las reacciones agresivas o cargadas de ira pueden generar un desconcierto en los niños, y luego podrían producir miedos y trancas que lo acompañarán por el resto de sus vidas. Recuerda que un niño absorbe todo como un conocimiento nuevo, por lo que si le das patrones de amabilidad, él los adquirirá como parte de su personalidad en formación, y lo encaminará hacia la felicidad.
2.
Ser agradecidos: no se trata solamente de dar las gracias, sino también de realizar acciones que demuestren un agradecimiento, afirma la experta. Este ejercicio de gratitud favorece la estabilidad mental y enriquece el crecimiento de los niños, ya que los conecta con su entorno y aprenden a valorar lo que los rodea. Además, los aleja de las actitudes quisquillosas, de donde pueden surgir pataletas y lloriqueos de más. Ser agradecidos los ayudará a entender que hay cosas que pueden obtener y otras que no, por lo que su camino a la felicidad se verá más propicio cuando sepan valorar lo que tienen y lo que reciben.
3.
Ser positivo: ver y analizar las alternativas ante cualquier circunstancia hará que tu pequeño imite la misma actitud. Si no les enseñamos a ser positivos, la frustración los atormentará desde chicos. Los que logran desarrollar esta capacidad terminan siendo más seguros de sí mismos y tiene un mayor control de su mente. Es decir, piensan más antes de actuar porque revisan todas las alternativas antes de tomar una decisión.
4.
Evitar juzgar o clasificar a los niños: decirles “eres malo”, “eres llorón”, “eres molesto” es una forma de moldear indirectamente la actitud de un pequeño. Si los vamos a clasificar siempre tiene que ser destacando sus virtudes, pero no recriminándole sus defectos. Sobre todo si se trata de una situación puntual donde fueron desobedientes, pero que en realidad no los define como personas. Por lo mismo, los padres no debieran tildar con juicios negativos a sus hijos en la temprana edad, sino más bien resaltar sus cualidades positivas.
5.
No dramatizar: “debemos dar su justo valor a las cosas y a las situaciones”, afirma Medina. Además, la experta recomienda que los padres deben extinguir conductas como pegar, insultar o faltar al respeto. Ten en cuenta que si haces un escándalo cuando tu hijo se tropieza, por ejemplo, él recordará ese momento como un drama; en cambio si te lo tomas con humor, el niño no pasará el mismo susto si le ocurre otra vez.
Además, muchas veces los castigos son contraproducentes porque producen una frustración del deseo de los niños. Si ellos quieren hacer algo, y los padres se lo impiden, el pequeño acumulará sentimientos negativos, alejándolo del camino de la felicidad. Lo mejor en estos casos es dar una explicación de porqué no debiera repetir su error y ejemplificar las consecuencias de sus acciones, más que prohibírselas.
6.
Ayudarlos a conseguir las cosas por sus propios méritos: “sin pasar por encima de los demás y más bien compartiendo”, expresa la experta. El regocijo de haber conseguido algo por el trabajo propio conlleva un mayor crecimiento y los aleja de una actitud mimada y quisquillosa. Los padres deben motivar a sus hijos a que vayan superando metas por sí mismos, a su propio paso y con sus propias limitaciones. Si les entregamos todo lo que quieren luego les será más difícil valérselas por sí mismos.
7.
Velar por su autonomía: este punto se relaciona con el anterior porque los padres debieran permitir que sus hijos desarrollen su propio entorno de acuerdo con sus pensamientos y su propia personalidad y autoestima. Esto, a la larga hará que se vuelvan más seguros y confíen en sus propias capacidades para enfrentar obstáculos y tomar decisiones según sus propios deseos e intereses.
8.
Enseñarles inteligencia emocional: no es bueno bloquear las emociones de un niño. Si quiere llorar, lo mejor es que él mismo entienda porqué lo está haciendo. Si quiere reír, es bueno que riamos con él, siempre con el interés de saber qué le da risa. Preguntar y hablar de las emociones es esencial para que el propio niño se aprenda a conocer. Es importante que los padres les entreguen las claves para que los niños puedan manejar sus emociones en momentos en que parezcan desbordarlos. “Lo ideal es darles herramientas para que resuelvan sus conflictos de manera pacífica. Eso genera tranquilidad y armonía en su carácter”, explica Medina.
