06/05/2015 9:42:00
Los problemas y censuras de parte de los políticos, empresarios y auspiciadores fueron los temas que tocó un grupo selecto de humoristas y políticos en el programa conducido por Juan Manuel Astorga
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Entre los políticos solo dos: Nelson Ávila y Joaquín Godoy. Y entre los humoristas: Vanessa Miller, Arturo Ruiz Tagle, Palta Meléndez, León Murillo y el ex editor de humor de The Clinic, Pablo Araújo. Todos ellos fueron los invitados al programa El Informante, conducido por Juan Manuel Astorga, para reflexionar cómo convive la política y el humor. Con un repaso de lo que fue en los años de dictadura -en que la censura y el miedo eran pan de cada día- el humor revivió en los 90 y en la actualidad ha tomado, como aseveraron varios de los asistentes, el rol de ser el bufón. Ese rol lo juega por antonomasia Yerko Puchento, cuyas rutinas expresan el malestar de la ciudadanía. Los humoristas contaron la relación que tienen con los políticos, empresarios y los auspiciadores. "Los políticos", contó el Palta Meléndez, "se ríen más de sí mismos; en cambio, los empresarios no. Hay mucho fanatismo y los bandos medios son más papistas que el Papa". Todos los Presidentes han sido blanco de rutinas. "Ninguno se molestó, salvo Patricio Aylwin que se taimaba un poco", precisó Meléndez. Y obviamente la nota más irrisoria la puso Nelson Ávila, que con su léxico siempre amplio, siempre culto, contó que tenía un "irreprimible sentido del humor" y se explayó en la defensa que hizo sobre Lady Di en la hora de incidentes, definida como "aquella parte de la sesión destinada al ejercicio de la facultad de fiscalización o a debatir cualquier otro asunto de interés público y general", según el glosario del Congreso. "Se habla tanta gueá que yo defendí a Lady Di, que por esa época se le imputaba un romance con su profesor de equitación y dije que empezó de a poco, montando primero en un mamífero de dos patas para luego pasar al de cuatro. Pero me censuraron", contó Ávila entre la risa de los presentes.
Los problemas y censuras de parte de los políticos, empresarios y auspiciadores fueron los temas que tocó un grupo selecto de humoristas y políticos en el programa conducido por Juan Manuel Astorga
Entre los políticos solo dos: Nelson Ávila y Joaquín Godoy. Y entre los humoristas: Vanessa Miller, Arturo Ruiz Tagle, Palta Meléndez, León Murillo y el ex editor de humor de The Clinic, Pablo Araújo. Todos ellos fueron los invitados al programa El Informante, conducido por Juan Manuel Astorga, para reflexionar cómo convive la política y el humor. Con un repaso de lo que fue en los años de dictadura -en que la censura y el miedo eran pan de cada día- el humor revivió en los 90 y en la actualidad ha tomado, como aseveraron varios de los asistentes, el rol de ser el bufón. Ese rol lo juega por antonomasia Yerko Puchento, cuyas rutinas expresan el malestar de la ciudadanía. Los humoristas contaron la relación que tienen con los políticos, empresarios y los auspiciadores. "Los políticos", contó el Palta Meléndez, "se ríen más de sí mismos; en cambio, los empresarios no. Hay mucho fanatismo y los bandos medios son más papistas que el Papa". Todos los Presidentes han sido blanco de rutinas. "Ninguno se molestó, salvo Patricio Aylwin que se taimaba un poco", precisó Meléndez. Y obviamente la nota más irrisoria la puso Nelson Ávila, que con su léxico siempre amplio, siempre culto, contó que tenía un "irreprimible sentido del humor" y se explayó en la defensa que hizo sobre Lady Di en la hora de incidentes, definida como "aquella parte de la sesión destinada al ejercicio de la facultad de fiscalización o a debatir cualquier otro asunto de interés público y general", según el glosario del Congreso. "Se habla tanta gueá que yo defendí a Lady Di, que por esa época se le imputaba un romance con su profesor de equitación y dije que empezó de a poco, montando primero en un mamífero de dos patas para luego pasar al de cuatro. Pero me censuraron", contó Ávila entre la risa de los presentes.
Atención con las joyas: si llevamos pulseras, al final del día se recomienda lavar las muñecas para evitar que sean un foco de bacterias. Y si usamos anillos, es necesario sacarlos para lavarse las manos. Así evitaremos que se acumule agua entre el anillo y el dedo ya que esa humedad puede generar bacterias.
Cuidado con los detergentes: “son altamente alcalinos y hacen que piel se queme más fácilmente, además pueden producir urticaria o alteraciones", advierte la doctora Sainz. Por lo mismo, es mejor lavar los platos usando guantes.
Agua y toalla: el líquido debe ser abundante para quitar los restos de jabón y eliminar las bacterias, pero también para evitar que aparezcan nuevas. Las manos se deben secar en la toalla y procurar no dejar manchas en ella, así confirmaremos un buen lavado. Además, es importante secárselas porque las manos húmedas transfieren 500 veces más rápido las bacterias que las secas.
"En casa podemos usar una toalla perfectamente, aunque hay que cambiarla con frecuencia, cada dos o tres días, y es recomendable tener una por persona", explica Sainz.
Eso sí, es importante colgar estirada la toalla para que se seque bien, ya que los gérmenes se contagian tanto en las manos húmedas como en las toallas mojadas.
¿Cuánto tiempo?
La doctora Sainz afirma que la frotación de las manos con jabón debiera ser de alrededor de 15 segundos y luego el tiempo necesario para quitar la emulsión. En total, la especialista recomienda que sea de entre unos 20 y 30 segundos.
