19/01/2015 11:18:00
Una serie de conductas puede llevar, tarde o temprano, a que un empleado sea despedido ya sea por exceso de perfeccionismo, de individualismo o falta de motivación.
El trabajo es un espacio de constante aprendizaje. La motivación es un factor clave para el buen desempeño, y las instancias de trabajo en equipo enriquecen el ambiente laboral y la formación personal. Hay ciertos errores, según la revista
Eroski Consumer, que si son muy frecuentes pueden llevar al fracaso en la carrera, a ser un gran perjuicio en la empresa y a ensuciar el propio prestigio profesional.
1. El exceso de perfeccionismo: para algunos puede ser una virtud, pero el perfeccionismo mal aplicado puede conllevar muchos problemas en el trabajo. ¿Qué hábitos tiene un perfeccionista? Es fanático de las normas, por lo mismo, a veces puede ser demasiado lento en lo que hace y no cumplir las fechas de entrega. Un obsesivo de lo correcto es detallista y ordenado, lo que no es malo de por sí, pero en exceso puede hacerlo capaz de no dar por concluida nunca una tarea.
2. Hablar más de la cuenta: el chismoso y exagerado siempre será mal visto en una empresa porque a la larga puede ser una amenaza. Estas personas son las que no les preocupa exagerar o mentir para generar polémicas o desprestigiar a alguien que detestan. En algunos casos, suelen simular lealtad hacia la empresa, los jefes y los compañeros, pero la revista plantea que puede ser una jugada para buscar ventajas y usarlas en beneficio propio. Tarde o temprano estas personas terminan siendo rechazadas ya que en muchas empresas, la prudencia, la formalidad y el respeto a las personas siguen siendo las grandes virtudes de su cultura corporativa.
3. La excesiva sumisión: atrás quedaron los días donde un jefe daba una orden y era imposible opinar sobre ella. Hoy en día las empresas suelen buscar empleados creativos, innovadores y con iniciativa. Personas que, si no están de acuerdo con las opiniones y directrices de sus superiores, sean capaces de cuestionarlas y plantear críticas constructivas. Esto hace que el empleado sumiso y obediente se vuelva algo aburrido y monótono, dejándolo cada vez más fuera de juego.
4. La falta de eficacia: si estás en un ambiente laboral donde se aplica el trabajo en equipo, el que trabaja menos termina siendo un problema para sus compañeros porque de cierta manera deben asumir su trabajo para que el proyecto salga a flote. Esto, a la larga presenta problemas con los compañeros y da una pésima imagen profesional.
5. Desmotivación no disimulada: no todo el mundo tiene por qué estar satisfecho con su trabajo o empresa, pero según los expertos en recursos humanos, lo cierto es que la falta de motivación es una actitud que no pasa desapercibida. Los desmotivados son empleados quisquillosos, se quejan de todo y siempre andan amargados. Además, limita una carrera profesional en muchos aspectos: para conseguir un aumento salarial, un ascenso, mejoras en las condiciones de trabajo, etc.
6. La ambición sin límites: el exceso de protagonismo puede ser contraproducente. Las personas demasiado proactivas que intentan llevarse todos los méritos de un equipo o denotan demasiado ímpetu en querer ascender de puesto, son actitudes que no son muy bien vistas. Claro que en su justa medida son un aporte, pero en exceso pueden molestar a tus pares e incluso a tus superiores. Las personas que actúan de esta manera, con el tiempo suelen encontrarse aisladas y sin ningún apoyo dentro de la organización.
7. El trabajador individualista: los trabajadores solitarios que son muy llevados de sus ideas tampoco están yendo por un buen camino laboral. Sus principales pautas de comportamiento son mostrarse seguros de sí mismos, hacer las cosas a su manera y expresarse de forma libre y desinhibida; ser muy críticos, desafiar continuamente la autoridad y trabajar mal en equipo. Aunque se trata de un perfil de trabajadores que también acostumbran a poseer importantes virtudes (les gustan los retos, son inteligentes, sinceros y muy exigentes consigo mismos), lo cierto es que no encajan muy bien en los grupos de trabajo, algo que muchas veces es un obstáculo insalvable para que su carrera profesional tenga un desarrollo positivo.
8. Amores de oficina: está claro que los sentimientos son imposibles de controlar, por lo que puede ser posible que se cree una relación afectiva con algún compañero de trabajo. Si es así, no dejes que se mezcle lo laboral con lo sentimental, pues si los conflictos conyugales se exponen en el ambiente laboral, pondrías un obstáculo en el buen desarrollo de tu carrera profesional.
9. Exceso de inasistencias: hay empleados muy hábiles para buscar excusas y no ir a trabajar. Quien practica la ausencia reiterada puede pensar que con ello obtiene una ventaja al pasar unos días libres, pero en realidad esto mancha su imagen profesional y lo muestra como un empleado inconstante. La revista plantea que incluso hay empresas que han recurrido a los servicios de detectives privados para acumular pruebas que justifiquen el despido objetivo de un empleado que se ausenta con innumerables excusas.
Revisa si realizas alguna de estas prácticas y ten en cuenta que estos errores pueden costarte el puesto o tu prestigio profesional.
¡Nunca es tarde para cambiar!