Esto está basado en una revisión de los premios Darwin desde 1995 a 2014, los que reconocen a los individuos que no debieran continuar la especie por su imbecilidad. Tras revisar los casos, se llegó a la conclusión de que un 88% eran de sexo masculino.
Varios médicos del Reino Unido llegaron a la conclusión de que los hombres hacen más actos temerarios y estúpidos que no les aportan ningún beneficio. El estudio fue publicado en el número especial de Navidad de la revista British Medical Journal. Para afirmar que los hombres son idiotas, los investigadores buscaron pruebas en los archivos de los premios Darwin, galardones que tienne como objetivo reconocer a individuos que murieron de forma absurda, por lo que se celebra que sus genes no pasen a generaciones posteriores. El estudio se bautizó como la “Teoría de la idiotez masculina”, y fue realizado por varios médicos de Reino Unido. Para hacerse una idea de lo que es un premio Darwin, uno de ellos se lo ganó un terrorista que mandó una carta bomba a la que le faltaban suficientes sellos para llegar a su destino. Cuando vio la carta devuelta en su buzón el terrorista la abrió y murió reventado. No se sabe si todas estas historias son verdaderas, pero estos galardones llevan años recogiendo muestras de idiotez sacadas del mundo real. Otro ejemplo: tres hombres en Camboya jugaban en un bar a una ruleta rusa que los hacía beber un shot de alcohol y luego pisar una vieja mina antitanque que habían puesto debajo de la mesa. Los tres volaron por los aires junto al resto del bar. Aunque no lo parezca, los premios Darwin tienen requisitos muy estrictos: el candidato debe causarse la muerte o la esterilidad a sí mismo. La muerte debe ser producto de una asombrosa falta de sensatez, y la persona debe estar en su sano juicio. Además, el acontecimiento no puede ser falso, aunque esta parte es la más difícil de verificar. La Teoría de la idiotez masculina fue liderada por John Isaacs, director del Instituto de Medicina Celular de la Universidad de Newcastle (Reino Unido), y el método de estudio fue el análisis de todos los premiados entre 1995 y 2014, diferenciándolos por sexos. De los 318 casos confirmados y válidos para el análisis estadístico, 282 eran hombres y 36 mujeres. En este sentido, los hombres protagonizaron más del 88% de los casos y esto, dijeron los autores, es un resultado “estadísticamente muy significativo”. “Estos resultados son totalmente consistentes con la teoría de la idiotez masculina y apoyan la hipótesis de que los hombres son idiotas y los idiotas hacen tonterías”, concluyen en el estudio. Sin embargo, los investigadores reconocen que los premios tienen muchos peros. Éstos se eligen por votación anónima, especulando que las mujeres pueden votar más por los hombres que por las de su mismo género. También presumen que influye el sexo de la creadora y coordinadora de los premios, la bióloga molecular Wendy Northcutt, o que parte de la diferencia la explique el mayor consumo de alcohol entre hombres y mujeres. Otro ejemplo que verifica la idiotez masculina es el ganador del premio en 1989. El francés Jacques LeFrevier le puso mucha parafernalia a su planeado suicidio que hizo con los siguientes ingredientes: acantilado, cuerda, veneno, pistola y fuego. Bebió el veneno, se ató la cuerda alrededor del cuello y la afirmó a una roca. Se incendió la ropa. Saltó al acantilado y mientras caía, se disparó a la cabeza. Lo absurdo es que calculó mal: rompió la cuerda con el balazo, cayó al mar, apagando el fuego y vomitó el veneno. Lo rescataron y lo llevaron al hospital. Murió de hipotermia. Bastante idiota, ¿no?